Nuevo laberinto jurídico: en stand by el otorgamiento de licencias de pisos turísticos en Barcelona

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Xavier de Bernat Jiménez

El pasado 15 de noviembre de 2019, se publicó en el Boletín Oficial de la Provincia de Barcelona (BOPB), el acuerdo adoptado por la Comisión de Gobierno del Ayuntamiento de Barcelona, mediante el cual, suspendía el otorgamiento de licencias para la explotación de pisos turísticos durante un plazo máximo de 1 año.

Si bien el anuncio recoge otras suspensiones, como, por ejemplo, las comunicaciones previas al inicio de este tipo de negocio turístico, lo cierto es que la principal medida tiene su impacto en la concesión del preciado permiso para operar en Barcelona, y evitar la imposición de sanciones que oscilan entre 60.001€ y 600.000€.

Esta suspensión nos recuerda a la moratoria sobre la concesión de licencias hoteleras que el mismo Ayuntamiento acordó el 2 de julio de 2015, y que culminó en el año 2017 con la aprobación del Plan Especial Urbanístico de Alojamientos Turísticos (PEUAT), el cual ahora ve como se suspende una parte de su contenido respecto a la tramitación de las licencias de pisos turísticos. Es decir, lo que tenía que suponer una solución técnico-jurídica a la moratoria del año 2015, vuelve a provocar una nueva moratoria en el año 2019.

No debemos pasar por alto que el gremio hotelero combatió judicialmente, y con buenos resultados, el PEUAT, siendo numerosas las resoluciones del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) que anulan todo, o parte, de esta norma estrella del Ayuntamiento de Barcelona para tratar de frenar, sin mucho éxito, el problema de la gentrificación. Es altamente probable que los diferentes fallos judiciales desfavorables al Ayuntamiento hayan motivado una decisión, cuanto menos, apresurada, que culminó el pasado 15 de noviembre de 2019, con la suspensión del otorgamiento de licencias para un plazo máximo de 1 año.

Las consecuencias de esta suspensión «exprés» son claras: todas aquellas solicitudes que, aun cumpliendo los requisitos previstos en el PEUAT, verán como quedan paralizadas sin más justificación, ni información, que la breve nota recogida en el anuncio del BOPB, dejando en una clara indefensión a todos aquellos interesados que han iniciado un trámite de este tipo, con los gastos que ello les ha podido suponer, y si nadie a quién reclamar.

El horizonte que se divisa en Barcelona respecto a la gestión del turismo, y su pernoctación, no es nada esperanzador, siendo previsible que la moratoria de 1 año se prorrogue a 2 años mientras se produzca, una más que previsible, revocación del maltrecho PEUAT.

Mientras dure esta moratoria, nos encontraremos ante un escenario incierto, desconociendo (i) si la futura normativa municipal será, aún más restrictiva que la presente, (ii) si será una refundición de normativa anteriores, o (iii) se tratará de un texto legal que mire, y reproduzca, normas similares vigentes en otras ciudades europeas que poco, o nada, tengan que ver con Barcelona.

La versión oficial que ofrece el Ayuntamiento es una suspensión, ad cautelam, a la espera del Decreto de Turismo que la Generalitat de Cataluña tiene previsto aprobar antes del 31 de diciembre de 2019. No obstante, los antecedentes históricos de esta ciudad, hacen prever que nos encontramos ante una repetida medida temporal que tendrá como resultado una nueva normativa de dudosa calidad jurídica que regule esta materia tan polémica.

En cualquier caso, tal y como hemos podido comprobar personalmente en un expediente administrativo afectado por esta reciente decisión, ni el propio equipo técnico del Ayuntamiento sabe dar una respuesta sobre el futuro que nos deparará esta suspensión, dando juego a la especulación y a las conjeturas: ¿será una normativa más restrictiva? ¿menos? ¿condicionará la obtención de licencia la actuación que se haga del inmueble mientras dure esta moratoria? ¿únicamente podré arrendar el inmueble conforme a la Ley de Arrendamientos Urbanos?

Estamos ante una problemática que lleva años sin solución, y con unos actores con posiciones muy alejadas entre ellas que hacen, por ahora, muy difícil encontrar una solución que contente a todos, siendo en estas circunstancias la mejor recomendación: la prudencia en la toma de decisiones por parte de profesionales e inversores, a fin de minimizar una decisión política que, para bien o para mal, siempre va un paso por detrás de la creación de oportunidades.

Una versión de este artículo fue publicada en el periódico L’Econòmic el pasado 8 de diciembre, lee aquí la versión web o aquí la versión papel.

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