Vacunas contra la crisis de nuestro negocio. No hay más límite que el cielo

Vacunas contra la crisis de nuestro negocio. No hay más límite que el cielo

Miquel Morales Sabalete, Socio área Litigación y Arbitraje. AGM Abogados

 

Cuando veíamos a finales de 2019 que en China estallaba una crisis sanitaria, y que un ejército de retroexcavadoras construía un hospital gigantesco, ni la mayoría de los ciudadanos, entre los que me incluyo, ni los gobiernos europeos sabíamos la que se nos avecinaba o, peor aún, preferíamos ignorarlo, escondiendo la cabeza bajo nuestras cómodas almohadas “made in China” por cierto, buena parte de ellas.

 

De hecho, cuando vimos cómo se suspendía el MWC 2020 de Barcelona, muchos, entre los que vuelvo a incluirme, lo reconozco, pusimos el grito en el cielo.

 

Unos pocos meses después, cuando llegaba el fin del estado de alarma, muchos pensamos, consciente o inconscientemente, que no podía ser que la situación económica no remontara rápidamente. En “V”, en “V”, nos repetíamos a nosotros mismos.

 

También nos equivocamos. Nos cuesta ponernos en lo peor, nos cuesta anticiparnos, no entiendo por qué, en estos tiempos en los que disponemos de tantísima información.

 

Quizás sea por ese exceso de información no contrastada por los canales tradicionales, de información sesgada o, directamente, falsa de otro tipo de medios de comunicación social.

 

Quizás sea porque las generaciones vivas no conocíamos, en Europa, lo que es una pandemia y cuáles son sus consecuencias en todos los ámbitos.

 

Puede que por qué nos da mucha “pereza” esta nueva crisis, ahora que, de un modo u otro, habíamos soltado la tensión derivada de la del 2008.

 

Creo que ahora, durante estos últimos meses, estamos empezando a ser, los que no lo éramos del todo, conscientes del verdadero alcance de la crisis en la que hemos caído por una causa que nos ha dejado un tanto aturdidos, por no ser de las causas habituales (una burbuja bursátil, una crisis de producción, de inflación, monetaria o financiera).

 

En España, creo que hemos salido o estamos saliendo de golpe de este aturdimiento, y que nos estamos dando cuenta, me refiero a ciudadanos, trabajadores, profesionales, empresarios, etc. -el Gobierno y la oposición quizás no, no les veo muy rápidos de reflejos, pero eso ya no es ninguna novedad-, nos estamos dando cuenta, decía, de la profundidad y del enorme alcance de esta crisis en un país cuyo PIB depende en un porcentaje hipertrofiado, podría decirse,  del sector turístico y de la hostelería.

 

Este sector, como no puede ser de otro modo, arrastra a sectores adyacentes, proveedores de todo tipo, bebida y alimentación, que no compensan el parón de este sector con el incremento del consumo de los hogares, el inmobiliario, por cierre de establecimientos, y un largo etcétera.

Y el problema, como vemos, es que una pandemia dura lo que tarda en encontrarse una vacuna y no lo que tarda en levantarse un estado de alarma.

 

Eso si la vacuna se encuentra.

 

Por ello, la recuperación de la economía no va a ser, definitivamente, en “V”, ya veremos cuál sea la “letra” que debamos dibujar para explicarla en el futuro, o si tenemos que dibujar una larga línea descendente de inflexión incierta en el tiempo.

 

Esto lastrará de nuevo la solvencia y la liquidez de muchos particulares y empresas, hasta el punto de que está por ver en qué medida esta crisis afecta a los bancos.

 

También está por ver si no estalla una burbuja bursátil por los hiperbólicos valores de acciones de compañías como Apple o Amazon. Está por ver, aunque preferiría no verlo.

 

Este panorama, espero equivocarme otra vez, apunta a un nuevo repunte de la morosidad en nuestro país.

 

Ante esta tesitura, las recetas no “quirúrgicas” o a corazón abierto o, mejor dicho, las recetas no judiciales (demandas, concursos de acreedores, etc.) que se pueden plantear las empresas son, en cualquier caso, diversas, siempre que nos carguemos de optimismo, paciencia, buena fe y rigurosidad. Son recetas que, como los medicamentos prescritos por el especialista médico, pueden adoptarse de manera simultánea siempre que ello no esté contraindicado por su abogado.

 

Una de ellas es la refinanciación de los pasivos bancarios, antes, si puede ser, de que nos encontremos en una situación de impago o próxima al vencimiento de la línea o la póliza de crédito, del préstamo, etc.

 

Otra de ellas es la renegociación de las condiciones de pago con todos los proveedores. Ellos quieren cobrar, algo lógico y absolutamente legítimo, pero ante la perspectiva de un impago total y definitivo, buenas pueden ser tortas, sobre todo si las aderezamos adecuadamente (plazos razonables, quitas reducidas, constitución de garantías, etc.) para ganarnos la, digamos, empatía de nuestro acreedor.

 

Otra receta puede ser, más que la del médico, la del entrenador del gimnasio, el “personal training”, en el sentido de tomar algo de proteína.

 

Ahí entran en juego las operaciones de M&A o distress M&A, en las que nos asociamos con sangre nueva, de nuestro propio sector o del financiero (fondos de inversión) para ganar mercado y/o músculo financiero. Todos sabemos que en la calle se pasa más frío si vamos solos, aunque en nuestro fuero interno no debemos olvidar nunca, antes de dar el “sí quiero”, que más vale sólo que mal acompañado.

 

Otras recetas que, consultado el vademécum particular de nuestra firma de abogados y economistas, pueden suministrarse con posibilidades de éxito, son la de la reorientación o la diversificación del negocio.

 

Y la de la salida a nuevos mercados dentro o fuera de España. Ahí fuera existe todo un mundo de oportunidades esperando, que, a veces, por falta de acompañamiento legal, financiero institucional, o por falta de un socio (con)fiable allende los mares, nunca llegan a abordarse.

 

Pero, como dice El Ingenioso Hidalgo en uno de sus lances, “No hay más límite que el cielo”.

 

Si tienes dudas o quieres más información, ponte en contacto con nosotros y te ayudaremos.



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