La violencia contra las mujeres, la otra gran pandemia mundial

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Letizia Bisignano Robledo

La pandemia y las medidas de restricción adoptadas por los gobiernos de todo el mundo han supuesto, para muchas mujeres que ya eran víctimas de violencia de género, un agravamiento. Mujeres, a menudo también madres, que han tenido que enfrentarse a un doble miedo y un doble enemigo: la Covid- 19 fuera de casa y su compañero dentro de ella.

En un informe emitido por la ONU Mujeres (Organización de Naciones Unidad) “From Insights to Action: Gender Equality in the wake of COVID-19”, describe una triste realidad que clama justicia. Según este informe, la cuarentena forzosa que ha obligado a decenas de millones de personas a encerrarse en sus casas durante semanas ha provocado un aumento de los abusos contra las personas más vulnerables, incluidos los niños. El estrés de la cuarentena, la incertidumbre laboral y la convivencia día y noche con los agresores se han traducido en innumerables de llamadas de socorro.

Las alarmas han saltado en todo el mundo, desde el Reino Unido hasta la India, desde los Territorios Palestinos hasta América Latina, donde se ha informado de un número cada vez mayor de abusos. Según la ONU, se esperan al menos 15 millones más de casos de violencia este año: la sombría cifra procede del Unfpa, el Fondo de Población de las Naciones Unidas, que ha trabajado en colaboración con Avenir Health, la Universidad Johns Hopkins y la Universidad australiana de Victoria. Se hipotiza un aumento del 20% en los casos de violencia durante los primeros 3 meses de encierro en los 193 estados miembros de la ONU.

En Estados Unidos, durante la pandemia, cada minuto, en algún lugar, una mujer informaba de los abusos de su pareja. En Reino Unido, la policía de Londres llevó a cabo más de 4000 detenciones por violencia de género en las primeras 6 semanas de lockdown en el país; la «línea directa» confidencial habilitada al respecto recibió el 49% más de llamadas telefónicas desde que entraron en vigor las medidas de lockdown. En Bruselas, el Parlamento Europeo se ha unido a Samu Social, para proteger a las mujeres: un edificio de oficinas del Parlamento en el centro de la ciudad, el que lleva el nombre de Helmut Kohl, ha abierto sus puertas y sus estancias se han convertido en dormitorios, cada uno para 1 o 2 mujeres. En Argentina hubo 20 feminicidios en un mes, del 20 de marzo al 20 de abril. Datos más recientes, del Observatorio Ahora Que Si Nos Ven, registraron 49 feminicidios entre el 20 de marzo y el 10 de mayo, básicamente una mujer asesinada cada 24 horas.

En España, según datos del Ministerio de Igualdad, durante el estado de alarma han aumentado las peticiones de ayuda a servicios de asistencia a víctimas de violencia de género en comparación con el periodo del 14 de marzo (día en que se decreta el estado de alarma) al 15 de mayo (último día con datos disponibles) del año anterior.

Así, ha habido 18.700 peticiones de ayuda a alguno de estos servicios durante el estado de alarma (del 14 de marzo al 15 de mayo), suponiendo un incremento del 61,5% respecto al mismo periodo del año anterior, cuando hubo 11.575 peticiones de ayuda.

Ante este terrible repunte el Ministerio de Justicia, juntos con los de Igualdad y Derechos Sociales, tramita que las víctimas de violencia machista puedan declarar de manera telemática, e incluso ser evaluadas por las unidades forenses de valoración de riesgo, en espacios seguros y amables, e incluso por medios telemáticos y acompañadas en todo el proceso judicial «para no perderlas por el camino”

La Delegada del Gobierno contra la Violencia de Género ha explicado que Justicia “trabaja a marchas forzadas” para adaptar la situación de los juzgados al nuevo contexto y para que los medios telemáticos y la identificación por vídeo sean suficientes y de garantía. A medio plazo, ha indicado Rosell, tienen un “proyecto conjunto” de certificación digital de víctimas de violencia de género que les permita «actuar de manera segura» ante la administración de justicia en un primer momento y en el resto de administraciones en una segunda fase, lo que permitiría, por ejemplo, que un médico conociera su situación sin que ellas tuvieran que verbalizarla.

Es deber de los juristas extremar la diligencia a la hora de investigar los hechos que se denuncien y al valorar las circunstancias concurrentes para instar y acordar las medidas de protección adecuadas.

Es deber de todos contribuir a frenar las situaciones de violencia y abusos que las mujeres continuamos sufriendo.

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